El uso de la tecnología aporta enormes beneficios en nuestra vida cotidiana pero, simultáneamente, podemos experimentar situaciones que revelan engaños o fraudes por parte de otras personas.
Llamamos Robo de Identidad cuando se accede a nuestra información de identificación personal. De esta forma, pueden utilizar nuestros datos, por ejemplo tarjetas de crédito, débito o información bancaria para cometer estafas. Así, una persona puede fingir ser otra con el fin de solicitar créditos, evadir impuestos, realizar compras, atentar con la moral de su víctima, abrir cuentas, dejando consecuencias asociadas a su credibilidad crediticia.
Si bien no hay grupos de edad más afectados que otros en este tipo de estafas, podemos colaborar con la difusión y concientización en especial a los niños y niñas menores de edad y adultos mayores para ayudar con la prevención. La vulnerabilidad que estos grupos poseen, en general, está relacionada a la falta de información o adaptación al uso de la nuevas tecnologías para realizar ciertos trámites, ya sea por el pago de servicios, acceso a sus cuentas bancarias, compras y juegos en línea. En el caso de los niños, el robo de identidad puede transcurrir sin que las víctimas lo sepan hasta ser adultos y encontrarse con dificultades en las redes sociales o el sistema bancario.
Los estafadores o cibercriminales encuentran diversas maneras de obtener los datos que necesitan para cometer los ilícitos que se proponen. Además, actualizan constantemente sus acciones a medida que éstas quedan muy expuestas ya sea por su “excesivo” uso o porque los sistemas de seguridad empleados por entidades -que operan con datos sensibles-, son modificados para evitar estos fraudes. Algunas maneras de obtener esta información confidencial pueden ser:
- Aparentando ser instituciones financieras o empresas desde correos electrónicos u otros medios a través de falsos pretextos -ofertas, beneficios o premios-.
- Revisando la basura que se saca de las viviendas.
- Utilizando dispositivos de almacenamiento electrónico que registran los números de las tarjetas de crédito o débito en el proceso de transacción.
- Mediante el hurto de bolsos y carteras.
A continuación, enumeramos algunas recomendaciones que pueden ser útiles para evitar el robo de nuestros datos:
- Al realizar trámites presenciales es ideal llevar únicamente la documentación a utilizar.
- Los datos personales o bancarios (usuarios, contraseñas, PINs, CBUs) no deben ser revelados nunca telefónicamente, por correo electrónico, SMS, WhatsApp, redes sociales o sitios webs dudosos.
- Las contraseñas deben ser difíciles de adivinar: utilizar letras, números y símbolos, no emplear la misma contraseña para diferentes aplicaciones o plataformas y cambiarlas periódicamente.
- En equipos de uso público, no activar la opción de “recordar” nombres de usuarios y contraseñas.
- Guardar celulares, computadoras y tablets en lugares seguros.
- Si surgen dudas al operar en cajeros automáticos, solicitar ayuda sólo del personal autorizado de la entidad; no realizar transacciones con desconocidos.
- Realizar transacciones de compra en línea en sitios web seguros cuya dirección comience con "https".
- Instalar un programa de seguridad en la computadora.
- Destruir documentación física o digital obsoleta que contenga información personal.
En caso de ser víctima del Robo de Identidad, podés ingresar al sitio web de la Dirección Nacional de Ciberseguridad y asesorarte con información oficial para realizar la denuncia.