Horacio es abogado, egresado de la Universidad Católica Argentina, con un posgrado en derecho penal en la Universidad de Palermo. Tiene 25 años de trayectoria en el servicio de justicia argentino. Actualmente es titular de la Unidad Fiscal Especializada en Ciberdelincuencia del Ministerio Público Fiscal de Argentina, institución dedicada a investigar delitos informáticos.
- ¿Qué se entiende por uso responsable de Internet?
- Yo creo que el uso responsable de Internet es fundamentalmente un uso informado de la tecnología que utilizamos. Me parece que los usuarios encontramos Internet como un ámbito fantástico donde podemos desarrollar muchas cosas y sin embargo nunca pensamos en los riesgos porque parece que no están tan presentes como en otros ámbitos de la vida. Entonces, es necesario estar informados de la tecnología que usamos, y sabiendo cuáles pueden ser las cuestiones en las que hay que poner atención, la seguridad en nuestros dispositivos o la de nuestras conexiones. La información conlleva cierta responsabilidad también, no solamente por lo que tiene que ver con nosotros si no con las personas de las que somos responsables, por ejemplo, los chicos en un ámbito familiar, las empresas que tienen datos personales de sus clientes, el Estado que guarda datos personales de los ciudadanos, etcétera. Entonces el conocimiento, qué es realmente lo que estamos manejando, es importante. El uso responsable, para mí, es fundamentalmente un uso informado de la tecnología que utilizamos.
"Yo creo que el uso responsable de Internet es fundamentalmente un uso informado de la tecnología que utilizamos."
- ¿Cómo está trabajando el Ministerio Público Fiscal para educar sobre este uso informado de las nuevas tecnologías?
- Nosotros apoyamos el trabajo que realiza la sociedad civil para no redundar en esfuerzos y, fundamentalmente, en lo que estamos concentrándonos en el último tiempo es en fenómenos concretos delictivos, sobre los cuales tal vez no hay que hacer campañas generales si no campañas puntuales: por ejemplo, un determinado tipo de fraude que aparece hay que enseñar a prevenirlo. Entonces trabajamos en un ámbito de prevención general al usuario y de información al investigador para saber cuáles son los elementos que debe tener en cuenta en la investigación y que, a su vez, pueda recopilar las pruebas que necesita para el caso.
- En base a esto, ¿de qué manera se puede alcanzar la meta de que niños, adolescentes y adultos sean ciudadanos más responsables y críticos en el uso de Internet?
- Trabajando en planes integrales de concientización y de capacitación, fundamentalmente desde las escuelas. Así como en algún momento se consideró necesario trabajar con los niños y con las niñas lo que es la educación sexual, el uso responsable de las tecnologías también tiene que ser parte del programa de estudios, adecuado a las edades para amigarlos con la tecnología y explicarles que ésta también tiene determinadas cuestiones que hay que tener en cuenta. No es solamente enseñarles a usar el PowerPoint, que es lo básico en las escuelas hoy, si no también explicarles cuáles son los aspectos que tienen que tener presentes para que la navegación sea segura. Eso con respecto a los niños. Con respecto a los padres, ocuparse de la tecnología que usan los hijos. Esta generación de padres no creció con estas tecnologías, entonces deben estar informados de eso para aprender a acompañar a sus hijos. Es una cuestión de que los usuarios tengan herramientas. Los padres no van a estar siempre con los hijos cuando usen Internet, pero es necesario que los hijos tengan herramientas y un espacio de diálogo para contar lo que les pasa y si hay algo que no les gusta.
- Una de las preocupaciones actuales que tienen los padres está relacionada a qué tipo de vínculos construyen los chicos en Internet. En ese sentido ¿cuál es el estado de situación en Argentina?
- El estado de situación es, por un lado, preocupante porque se están empezando a registrar cada vez más casos de grooming. Eso no tiene que ver necesariamente con que haya más personas que cometan grooming, sino que hay más información de qué es y que eso se puede denunciar. Pero, por otro lado, lo bueno es que al haber más casos, la Justicia tiene más posibilidades de intervenir y de localizar responsables. Por eso, si bien uno nota un incremento de los casos de ataques a niños que empiezan con grooming y pueden seguir con algunas otras conductas, también se ve que la concientización y la información hacia los usuarios empiezan a dar resultados que se trasladan a los casos.
- ¿Cuál es la proyección del Ministerio Público Fiscal en relación a la evolución de Internet y su uso responsable?
- Las expectativas se superan de a poco. Ver que las personas son conscientes de lo que hacen en Internet, que tienen herramientas, nos permite minimizar la cantidad de casos o los peligros. Nosotros no podemos evitar que haya personas haciendo cosas malas en Internet, lo que podemos tratar de hacer es que la comunidad esté más protegida, y eso a veces depende de nosotros y a veces depende de ellos. Lo que estamos viendo es que las personas comienzan a ser un poco más conscientes de determinadas cosas así que, por ese lado, uno puede ver que al final del camino hay cierta luz. La contrapartida de eso es que el escenario cambia todo el tiempo, si bien le podemos “ganar” a ciertos peligros, aparecen nuevos.
- Entendiendo que la ciberseguridad es un tema de preocupación general, ¿cómo podemos hacer para que estos temas alcancen a los usuarios finales y empoderarlos en el uso de Internet?
- Me parece que ahí sí hay una misión muy importante del Estado. Creo que si uno quiere empoderar al usuario de Internet, hay determinados carriles que tomar y espacios que se deben dar. Ahí es fundamental que el Estado empiece a comunicar de una forma mucho más efectiva las cuestiones que le parezcan importantes de la ciberseguridad. Hay algunos aspectos que tienen que ir al área técnica, o a los ISPs, y hay otras cosas destinadas al usuario final que tienen que estar comunicadas integralmente desde el Estado, trabajando en planes a largo plazo que trasciendan las administraciones puntuales y que tengan además correlatos territoriales donde la persona del último pueblo del país o una localidad rural, tenga un actor estatal cerca, para recurrir, para buscar material, para informarse.