Cecilia es licenciada en Letras y editora de contenidos digitales. Trabajó en numerosos proyectos de tecnología educativa y fue Coordinadora de Contenidos del Portal Educ.ar desde 2004 hasta 2017. Actualmente se desempeña como Directora Pedagógica de Infinito por Descubrir, Educ.ar, Ministerio de Educación.
¿Qué viene a aportar la categoría de “uso responsable” en este debate de la seguridad? ¿Cómo es el desafío de educar sin prohibir y sin desalentar la participación?
Cuando Internet se popularizó, el tema de la seguridad estaba principalmente en manos de empresas de antivirus y cortafuegos. Se utilizaba la metáfora de la computadora como una casa y se postulaba que proteger, por ejemplo, a un chico o adolescente tenía que ver con instalar elementos que restrinjan el acceso, como una casa que se protege con cerraduras o rejas. Muchas empresas de filtros usaban esta metáfora pensando en un usuario pasivo que realiza actividades definidas. En realidad, si pensamos la web no como una casa sino con una metáfora de una calle o una ciudad entendemos que para garantizar la seguridad no basta con cerraduras, ya que sería imposible. Para que un chico o un adolescente esté seguro en una ciudad no hay que trabajar en las prohibiciones sino en la responsabilidad. El concepto de uso responsable vino a reemplazar la idea de seguridad cuando otras organizaciones intervinieron en el debate y comenzaron a pensar el tema desde la educación, los derechos, etc. En este sentido, consistía en pensar la problemática partiendo de un usuario activo, con navegaciones impredecibles y que debía evitar ser dañado en Internet, pero también dañar. Este nuevo enfoque tuvo que ver entonces con nuevos actores en el debate y con una concepción más compleja de los sujetos en la web. En este sentido se planteó que el tema de la responsabilidad no pasaba por prohibir la navegación -que además es imposible ya que sería como prohibir las calles- sino por el contrario con potenciarla hacia relaciones, navegaciones y servicios provechosos.
Al ritmo en el que avanza la tecnología parece que por cada amenaza que se soluciona, aparecen muchas otras nuevas. En este contexto, ¿cómo se puede plantear una campaña para construir una Internet segura? ¿Es un proyecto abarcable?
Un poco en relación con lo decía antes, las amenazas en Internet son infinitas, exponenciales y cambiantes. Vuelvo a señalar que es imposible tratarla como una idea de seguridad de un espacio que se puede cerrar porque se trata de otra dinámica. Por este motivo, lo importante es fijar y difundir criterios, enfoques y miradas generales que permitan a los usuarios -sobre todo niños y adolescentes- actuar en escenarios impredecibles. Es por lo tanto un proyecto que debe tener dinámicas progresivas, cambiantes y basadas en el diálogo y no en la exposición o el tutorial o el manual. Hace poco hablaba con la gente de Faro Digital y ellos cambiaron las dinámicas de los talleres. Al principio iban y exponían sobre el grooming, el bullying, etc. Ahora organizan diálogos, juegos e intercambios y van mechando la información con lo que los chicos les comentan. En rigor, me parece que cualquier temática o problemática hoy debería encararse de esta manera.
En el debate en pos del uso responsable aparecen muchos actores, muchas veces de sectores muy diversos: público, privados, técnicos, la escuela, la sociedad civil, etc. ¿Qué desafíos y ventajas presenta esta situación?
Es fundamental contar con todos los puntos de vista y todos los actores presentes en los debates, y sobre todo en las campañas. Por eso Internet -sus redes y plataformas- son espacios ideales para este trabajo. Ahora bien, hay que tener en cuenta que cada actor analiza el tema desde su punto de vista: por ejemplo los organismos de protección de abuso de menores hacen foco en este tema y orientan sus argumentos a esto; las fuerzas de seguridad también especifican estas cuestiones. Por lo tanto, si uno consulta solo estas fuentes podrá tener una mirada un poco sesgada de la cuestión. Por eso es importante la suma de posiciones. En general en los paneles de este tema están planteados todos estos actores.
¿A qué temas deberíamos prestarle mayor atención en estos momentos?
Hoy el tema en el espacio educativo es sin duda el respeto a la privacidad de cada uno, a la identidad y a los datos personales. En este sentido cobra fuerza esta idea de uso responsable. Son límites que los chicos cruzan muy fácilmente, que les resultan invisibles y la complejidad y diversidad de redes y plataformas donde actúan crea un panorama difícil de abarcar. Por eso es importante trabajar con ellos en criterios generales. También algunos autores -Henry Jenkins, por ejemplo- enfatizan el papel de los adultos en estos temas dado que los jóvenes, aun cuando conozcan muy bien el espacio de Internet, no pueden resolver por sí mismos estas cuestiones. Por supuesto que las nuevas tecnologías han aumentado y complejizado el trabajo de los educadores y creado en los jóvenes nuevos lenguajes con los que la escuela debería dialogar. Se necesita su trabajo para guiar y prácticamente fundar nuevas reglas de convivencia en un ámbito donde circulan saberes, aprendizajes y relaciones escolares. Es una nueva ética por construir y debe hacerse en forma colectiva pero con la mirada de docentes y padres.