En pleno desarrollo de la red 4G en nuestro país ya empieza a escucharse sobre el próximo salto tecnológico en conectividad: el 5G. Se estima que a nivel internacional la quinta generación de tecnología para telefonía móvil comenzará a implementarse recién en 2020, pero diferentes avances y acuerdos entre la comunidad internacional ya nos permiten anticipar sus ventajas.
Mayor velocidad
La futura red 5G promete más velocidad que la actual, pero en qué medida ocurrirá eso todavía no está del todo claro. Se han realizado pruebas que exceden los 10 Gbps, lo que supera casi 10.000 veces la velocidad promedio del 4G actual en Argentina. Cabe aclarar que las mismas fueron realizadas en condiciones “de laboratorio” y hay muchos factores que afectarán ese número una vez que las redes estén instaladas, desde la selección de las frecuencias del espectro a la cantidad de dispositivos conectados. De todas formas, si bien el salto del 3G a la tecnología hoy utilizada fundamentalmente implicó conexiones más rápidas, el del 5G implica otra serie de ventajas que pueden considerarse aún más importantes.
Menor latencia
La latencia es el retraso entre una solicitud y una respuesta dentro de una red. Por ejemplo, aquel que aparece cuando apretamos el botón de play (►) de un video online hasta que ese contenido empieza a reproducirse, o entre que hacemos clic en el enlace de un sitio web y éste comienza a cargarse. En las redes 3G, este tiempo de respuesta promedia los 120 milisegundos (ms) y la llegada del 4G ha reducido ese tiempo a la mitad o incluso menos, pero el salto del 5G promete ser muy superior: se estima una latencia de 1 ms, lo que la hace prácticamente imperceptible.
Quizás parezca irrelevante, pero para muchas de las nuevas tecnologías esta velocidad de la comunicación es mucho más necesaria que la capacidad de descargar rápidamente grandes volúmenes de datos. Por ejemplo, un auto inteligente viajando a 100 km/h en una red 4G con una latencia de 50 ms puede recorrer hasta 1,4 metros entre que se le dé la orden de frenar y ésta llegue al vehículo. En una red 5G esa distancia, que puede ser la diferencia entre tener un accidente o evitarlo, se reduce a menos de 3 cm.
El caso de los autos inteligentes no es el único: este tipo de precisión habilitaría procesos remotos, como intervenciones quirúrgicas a distancia, que hoy en día no son factibles, y facilitaría el funcionamiento de miles de dispositivos conectados en el Ecosistema de Internet de las Cosas, que no requieren grandes velocidades de subida y descarga de datos, sino una red que garantice instantaneidad.
Densidad y consumo de energía
Justamente el avance del 5G, de la mano del despliegue de IPv6, apunta al desarrollo masivo de la Internet de las Cosas. No solo por cuestiones de latencia, sino también porque garantiza un espacio suficiente para que miles de dispositivos puedan sumarse a la red en simultáneo: 3G y 4G son tecnologías muy sensibles a la cantidad de móviles conectados en una misma área (un estadio de fútbol lleno, un recital), pero 5G tendrá la capacidad de soportar una densidad de hasta 1000 dispositivos por m2 habilitando, además de teléfonos celulares, gran cantidad de sensores, wearables, cámaras y dispositivos IoT.
Al mismo tiempo, la nueva red apunta a ser mucho más eficiente que las actuales en términos de consumo energético. Se estima que alcance un 90% de ahorro con respecto al 4G, contribuyendo también a que la vida útil de la batería de los equipos sea más larga.
Los avances hasta el momento
La comunidad internacional ya se encuentra trabajando intensamente para tener listo el estándar de 5G en el corto plazo, es decir, para establecer las normas y especificaciones que deberán seguir todos los involucrados en la nueva tecnología. En diciembre de 2017 el 3GPP (3rd Generation Partnership Program), la organización encargada de acordar las características de la comunicación móvil, dio un gran paso anunciando de manera oficial el primer estándar 5G no autónomo (non standalone), diseñado para funcionar sobre las redes LTE actuales. La versión autónoma, aquella que permite desplegar 5G sobre redes nuevas, sin necesidad de usar la infraestructura existente, se confirmó en junio de este año. Ahora que ambas “mitades” del estándar están listas, desarrolladores, fabricantes y gobiernos podrán avanzar más fácilmente y con un mismo rumbo para hacer realidad esta tecnología.